A la mañana siguiente, Dayer se sentó sobre su cama. Sus pensamientos finalmente se aclararon. “¿Cómo podía ser tan tonto? Pensó” Como no podía darse cuenta de que día tras día fue cediendo un poco más frente a Alejo, él no había notado lo que realmente sentía hasta que despertó y pudo organizar sus pensamientos mientras dormía.
Luego de
tomar un buen baño, su cuerpo se sentía listo para enfrentar otro día de
clases, de entrenamiento y de su insistente acosador de turno, Alejo. Al salir
de su habitación se aseguro muy bien de que su vecino no estuviera cerca y
salió lo más rápido que pudo con dirección
a la universidad.
***
Las clases
no eran nada complicado para Dayer pero por otro lado, Alejo paso un tiempo sin
estudiar y eso le afectaba un poco, incluso si él estaba centrando en la clase,
él no entendía ni una sola palabra de lo que su profesor con tanta dedicación
les dictaba. Mientras esperaba que la clase terminara y así salir a ver a
Dayer, Alejo no podía dejar de sonreír, por su mente pasaban todos los lugares
por los cuales tendría que ir buscando hasta poder encontrarlo y le daba cierta
emoción.
La clase
continuaba y el profesor de Alejo se marcho un momento para atender a una
persona, a unos pocos centímetros estaba Diego junto a una chica que estaba
llorando, de inmediato por la cabeza de Alejo pasaron todas las imágenes de los
vestuarios y sin querer, algo despertó en sus pantalones. La incomodidad lo
invadió y decidió acercarse a la chica que estaba llorando junto a su compañero
de celda, una vez que se sentó allí, noto que la chica estaba como una fiera gritándose
a sí misma. La chica comenzó a llorar nuevamente y esto hizo que Alejo no se
pudiera quedar quieto, había una chica llorando a su lado y el sintió que debía
consolarla, su corazón no le permitía ser tan cruel e ignorarla.
-Oye, ¿estás bien?. *Alejo saco un pañuelo de su bolsillo y se lo entrego a la chica.*
-Qué pena!. *La chica miró a Alejo con lágrimas fluyendo por sus mejillas antes de aceptar el pañuelo y soltar un pequeño “Gracias”.*
Después de
eso, Alejo no sabía qué decir, y el silencio incómodo llego como si nada, la
chica finalmente no pudo resistir y hablo.
-He estado con mi novio durante unos años, y hace
poco me di cuenta de que él está actuando un poco extraño. Sospecho que me
está engañando. Y si tiene a otra? Donde quedo yo? Y ahora que ni estamos
en la misma universidad. Después de que
la chica dijo todo eso, ella comenzó a llorar de nuevo.
-Deberías dejar de llorar. *fue lo único que Alejo podía decir*
-Yo no quiero llorar pero una vez que pienso en eso, me siento tan horrible, porque nuestra relación ha durado tanto tiempo.
-Ese tipo de persona no es buena. No merece
tus lágrimas, tú puedes encontrar a alguien mejor.
Después de escuchar Alejo decir tales cosas acerca de su novio, la chica inmediatamente respondió con un grito.
-¿Cómo puedes saber si me merece o no ?! Yo
soy la que sabe si es bueno o no! No hay necesidad de que te entrometas! Esto
es entre nosotros dos, así que es mejor que no digas nada y te calles.
-Disculpa, solo trato de consolarte pero si te molesta tanto entonces mejor me voy.
Alejo
estaba en totalmente enojado por esa chica y sus cabios de temperamento
repentinos, no podía creer como es chica fue capaz de gritarle todo eso, el no
dijo nada que fuera mentira, un hombre que hace llorar a una mujer, no la
merece. La chica también estaba enojada y de un momento a otro soltó otro
comentario y regaños súper hirientes para Alejo y su baja autoestima.
“Eres un buen
tipo? No sé si eres tan bueno como pareces o no, no sé lo que piensas pero
me dices que puedo encontrar a uno mejor y no quiero ni pensar que hablas de ti
mismo. ¿Alguna vez te has mirado en el espejo? Dudo que alguien vaya a
tener interés en ti”.
Cuando la
chica termino de hablar, el corazón de Alejo estaba decaído, él estaba tratando
de ser agradable con ella y nunca pensé que su intento de consolarla terminaría
de esa forma, el profesor volvió y ni podía concentrarse durante la clase. El
ánimo de Alejo estaba por el suelo y
ahora era Diego quien trataba de consolarlo a él pero nada funcionaba, solo se
fue a casa y se acostó en su cama a pensar.
***
La tarde
había llegado y Diego regreso de la universidad con una chica, entro al cuarto
y le pidió algo de tiempo a Alejo así que sin pensarlo mucho abandono la celda
para que su compañero pudiera tener sus visitas conyugales. La palabra tristeza
estaba escrita por toda la cara de Alejo, no quería ni caminar así que solo se
sentó sobre las escaleras y recostó su espalda de la pared. Después de un
largo rato, Dayer también estaba de regresó, pero ni miró a Alejo, él sólo
quería volver a su habitación así que lo ignoro.
Dayer
espero por una larga hora a que Alejo se acercara a tocar su puerta pero eso no
paso, cuando salió, su vecino seguía apoyado a la pared de las escaleras sin
moverse ni nada. Dayer puso su cara habitual, esa en la que fruncía el ceño y
camino a donde estaba Alejo y se sentó a su lado.
-Oye, estás enfermo? *Dayer pasó su mano por la frente de Alejo y este solo volteo con su
cara triste.*
-No, algo me paso pero no sé si debería contarte,
de seguro ni me vas a escuchar. *Alejo
respondió mientras miraba al suelo.*
-Es cierto, no te voy a escuchar pero igual me lo
vas a contar o no? Se supone que así eres tú. *Dayer paso su mano por la espalda de Alejo y este ahora le miraba a
los ojos*
-Sí, así soy yo. *Alejo dejó escapar todo lo que le había ocurrido hoy y Dayer realmente
estaba escuchándolo y hasta le dio una sonrisa después de un corto periodo de
tiempo.*
-Dayer!
-Mhm.
-Estoy triste. *No
había necesidad de que Alejo lo dijera, la palabra tristeza ya estaba escrita en
su rostro. Después de un largo rato, Dayer abrió la boca y le respondió*
-Hay una gran cantidad de personas que necesitan
consuelo. También hay un montón de gente que no vale la pena. ¿Crees
que si haces buenas acciones, entonces vas a cosechar buenos
beneficios? El mundo no es tan bonito como lo pintan. Sólo tienes que
vivir tu vida al máximo sin meterte en los asuntos de otras personas. *Después de haber sido regañado por Dayer,
Alejo parecía haber despertado*
-Entonces, ¿Por qué me estas consolando?.
-¿Qué te estoy consolando? Eres un idiota, me voy a comer ahora. *Dayer puso sus dos manos en los bolsillos, se levanto y se fue. Alejo se levanto rápidamente y siguió a Dayer por el edificio.*
-A dónde vas a comer? *Alejo puso la mano en el hombro de Dayer pero este seguía caminando*
-No es tu problema, yo no te invite a comer conmigo.
-No seas odioso, vamos a comer juntos y así me voy
a sentir mejor.
-Déjame en paz.
-¿Prefieres que me quede en las escaleras llorando?
-No es mi problema.
-¿Te avergüenzas de que te vean conmigo?
Seguían caminando y Dayer no respondía nada,
ambos llegaron a un pequeño local, y justo cuando estaban a punto de ordenar,
Alejo siguió con otra pegunta para su vecino, pero esta vez tenía una mirada
muy seria.
-¿Soy tan feo? *al
terminar de escuchar la pregunta, Dayer solo se tapo la cara y trataba de
controlar sus risas*
-Soy tan feo, que incluso no quieres verme? *Alejo continuo y parecía estar herido.*
Los dos ordenaron y caminaron hasta una mesa pero Alejo no se calmo, quería saber la opinión de Dayer, eso significaría mucho para él.
-Dime la verdad.
-No quiero decir nada, sólo vamos a comer.
Dayer ni
quería saber porque su vecino comenzó con esas preguntas tan raras. Los ojos de
Alejo mostraban una cierta tristeza nuevamente, como si la respuesta de Dayer
significaría el final de su dolor o su nacimiento como alguien importante pero
esa respuesta no salía de la boca de Dayer. Para Alejo, que Dayer le hiciera un
simple cumplido como un “eres guapo”
o “eres agradable a la vista” o “eres agraciado” era importante, Dayer
es un hombre muy atractivo y recibir un cumplido de una persona así, le podría
dar mucha confianza.
Alejo simplemente inclinó la cabeza en la tristeza
y espero que la comida llegara.
-Si yo fuera tan guapo como tú, cambiaria de novia
todos los días, y dejaría que ellas me dieran de comer y me atendieran como un
rey.
-¿Vas a cambiar de novia todos los días?, No le
tienes miedo al sida y esas enfermedades?
-Hey, ¿cómo puede alguien como tu entender lo que los
plebeyos estamos pensando? Soy como la versión masculina de la cenicienta
pero con más baja categoría, creo que en esa historia yo podría ser la
hermana fea que no queda con nadie. Espero que algún día las hadas vengan y me
ayuden a quitarme toda esta suciedad y polvo o algo así pero eso ya es ser un
poco gay de mi parte o no? *Dayer hizo
todo lo posible para ignorar palabras locas de su vecino*
Alejo estaba
más triste que antes y entre más cosas hablaba con Dayer, mas perdía el
apetito. De su cabeza no salían las palabras de la joven, realmente eso fue muy
duro para él y a cada momento recordaba “¿Alguna
vez te has mirado en el espejo?"
***
Después de
terminar de comer, también se desvaneció el deseo de volver a casa junto a
Dayer, Alejo pensó por un momento en algo para estar un poco más de tiempo
junto a él y se lo comento a su acompañante pero al parecer este ya estaba
pensando en algo distinto.
-Todavía tengo algo que hacer. Me tengo que ir
primero. *Dayer hablaba mientras se
dirigía a pagar la cuenta*
-Ohh. *Alejo
quería que Dayer lo acompañara más tiempo, pero no podía decirlo en voz alta.
Solo se limito a levantarse de la mesa y comenzó a caminar en dirección al
edificio*
-Alejandro! Espera!. *Dayer frunció el ceño y dudó por un tiempo antes de gritar un poco más
alto*
-Mhm? *fue lo
único que grito Alejo desde donde estaba*
-¿Estás seguro de que realmente entiendes el cuento de la cenicienta?
Esa frase absurda dejo todo confundido a Alejo y justo cuando estaba a punto de preguntar el significado de esa pregunta a su vecino, Dayer se había ido. En el camino de regreso a la celda, Alejo seguía reflexionando sobre las palabras de Dayer, pero él todavía no podía conseguir una respuesta.
***
Dayer
llego temprano a casa de sus padres, su hermana lo recibió con un abrazo y un
beso muy grande y él sin embargo, solo respondió con su típica odiosidad. La
casa de Dayer no era una casa típica, era una quinta con aspiraciones a ser una
gran mansión, sus padres no se encontraban por lo que tendría que cenar junto a
su hermana, cosa que lo decepcionaba muchísimo, solo podía ver a sus padres una
vez al mes y el día que les tocaba ellos tenían ocupaciones importantes que
atender.
Los mayordomos
les informaron que la cena se encontraba servida y Dayer junto a su hermana, Anabelle,
se dirigieron hacia el comedor, la gigantesca mesa en el centro del salón
esperaba por ellos y en silencio cada uno ocupo su lugar. La solitaria cena en
la gigantesca mesa junto a su hermana mayor estaba comenzando y ella sin
dudarlo lo abordo con sus típicas preguntas.
-Sabes que nuestros padres no van a venir pero
igual sigues viniendo sin faltar cada mes a este intento de cena, ¿No te vas a
cansar?.
-Voy a seguir viniendo hasta que algún día
aparezcan, en algún momento tienen que darme la cara.
-Sinceramente no creo que papa te perdone por no
casarte con aquella chica, no recuerdo su nombre, se que tiene que ver con agua
pero no logro recordar.
-Su nombre es Venecia! Ella no se quería casar
conmigo y es mi mejor amiga, es casi mas hermana mía que tú.
-Hermanito, hieres mi corazón con ese comentario.
¿Qué tal el beisbol? Escuche que perdiste en el juego de exhibición.
-¿Tú tienes corazón?, y yo que pensaba que solo eras
basura. Ya deje el beisbol.
-Que lastima, quería que mis pequeños aprendieran
de su tío a como no se debe ser patético en algo.
-Me voy, tú deberías de volver a tu casa y dejar de
molestar.
-Adiós querido hermanito, pídele a mi chofer que te
deje en esa pocilga donde vives.
-No lo necesito, me voy a llevar uno de los carros
de papa.
-Conduce con cuidado, las calles son peligrosas hoy
en día y no quiero ser la que herede todo.
Luego de
ese comentario tan ¿amenazante?, Dayer estaba siendo enviado a casa en el
asiento trasero de un coche de lujo después de terminar su cena “familiar”. Una
pequeña cola los detuvo por unos minutos y cuando avanzaron, pasaron por el frente
de una librería, Dayer pensó en algo rápido y de repente le pidió a su chofer que
se detuviera, salió del auto y entro a
la librería.
***
Mientras
tanto, en la celda, Alejo estaba tratando de sacar a Diego de la habitación
pero este no quería levantarse de la computadora, Alejo necesitaba verificar
sus notas de esta semana y Diego nada que cedía, intento de todo para
levantarlo pero este se negó por un buen rato hasta que se escucho como la
puerta era tocada por alguien, el sonido era un poco bajo pero definitivamente
alguien estaba tocando la puerta de la celda. Alejo oyó y corrió a abrir la
puerta. De pie en la puerta sin ninguna expresión en su rostro se encontraba
Dayer, este solo se limito a golpear la cabeza de su vecino con el libro que
acababa de comprar y se marcho.
Alejo aceptó
el libro con algo de dolor mientras se frotaba la cabeza, miro muy bien la
portada y en ella tenía escrito “La Cenicienta.”
-¿Qué es? Déjame ver. *Diego con algo de curiosidad se acercó*
-¿Por qué debo mostrarte? Me voy a dormir! *Alejo se metió el libro bajo la camisa*
Después de
decir eso, Alejo saltó sobre la cama y se cubrió adecuadamente con las sabanas
antes de encender la pequeña lámpara que tenia sobre la mesa. Él más o
menos hojeó el libro y se dio cuenta de que Dayer señalo con resaltador algunas
líneas en el libro.
"Cuando
cenicienta se quitó la ropa con mucho polvo, se dio cuenta de que era una
encantadora y hermosa persona. "
"Por
fin, el príncipe logró encontrar cenicienta. A pesar de que la vida pasada
de cenicienta era muy difícil, y a pesar de que ella siempre fue intimidada por
otros, en su vida futura será siempre bendecida”
“Puedes ser una hermosa persona bajo todo ese polvo pero otros no te han dado la oportunidad de brillar como lo mereces, ve y se quien debes ser, cenicienta”
Alejo
empezó sonreír como un bobo de lado a lado. A pesar de que él entendía que
nunca podría ser la Cenicienta, porque no es una chica, y no le gusta usar
vestidos bonitos, por no mencionar el uso de zapatos de cristal en salones de
baile, no hay nada más genial que ser consolado por alguien como Dayer.
A pesar de
que él no podía ser alguien digno de un príncipe o una princesa, Alejo había
logrado tener a su lado alguien como Dayer para que lo consolara, en
definitiva, ningún príncipe se podía comparar con él vecino que tenia.
*¿Quien dice que ser normal no es ser guapo?*
Continuara…